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Decimos experiencia de usuario y es negocio
No deberíamos tener miedo a la siguiente expresión: decimos experiencia de usuario cuando en realidad estamos hablando de negocio. Recuerdo mis primeras conferencias hablando de usabilidad, experiencia de usuario y no puedo olvidar la sensación de estar hablando de cosas extrañas cuando muchas personas esperaban escuchar cuestiones de diseño y trucos para mejorar la usabilidad de sus productos digitales. Eran tiempos en los que me parecía oportuno, adecuado y pertinente hablar de la importancia de la determinación de los objetivos en el inicio de los proyectos de diseño de productos digitales.
Ejercicio en una sesión de UX PM
Eran tiempos en los que, además de ser mucho más jóvenes, muchos negocios digitales estaban todavía en unas fases tempranas, y no podíamos imaginar, por ejemplo, que la configuración analítica iba a ser una de las piezas clave a la hora de medir la experiencia de usuario, entre otras cosas, y poder mejorar sensiblemente los resultados de un producto. Eran tiempos en los que la experiencia de usuario y la usabilidad se reducían a un ramillete de trucos y buenas prácticas que, por arte de magia, iban a mejorar nuestro producto digital.
Es curioso que más de 10 años después vuelva a escribir acerca de esto al darme cuenta, una y otra vez, que en cualquier ámbito de proyecto de producto digital nos estemos encontrando día sí y día también con un cierto déficit en la calidad de los objetivos descritos en escalas directivas. Esto tiene una consecuencia directa, que está directamente relacionada con las posibilidades de mejora respecto de la experiencia de usuario de un producto digital. En el ámbito opuesto nos encontramos con un ecosistema de productos digitales en los que muchísimas decisiones clave siguen estando tomadas en función de parámetros y criterios tecnológicos.
Por eso me parece oportuno y relevante, a pesar de que no sea algo nuevo, volver a incidir en la importancia de una adecuada y profesionalizada determinación de los objetivos de negocio de los proyectos digitales. Un negocio digital no es diferente de cualquier otro ámbito (no digital), motivo por el cual los objetivos del mismo deberían estar descritos, validados y evaluados permanentemente desde las escalas directivas hasta los estadios operativos y de ejecución.
La adopción de la experiencia de usuario, la ejecución basada en estándares de excelencia y el liderazgo desde las escalas ejecutivas son desde mi punto de vista tres elementos irrenunciables cuando estamos hablando de negocios digitales, e incluso cuando estamos considerando la posibilidad del diseño de servicios como elemento de valor añadido.
Es por ello que me he atrevido a volver a escribir sobre estas cuestiones, animando a todas las personas que hayan percibido en algún momento la necesidad de formalizar, de sistematizar y de gestionar con altos niveles de profesionalización los objetivos de negocio que guían los proyectos digitales en los que están inmersos, a que consideren una revisión de métodos, de guidelines, de gestión de equipos y de prácticas profesionalizantes.