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Hoy vamos a hablar sobre el diseño de producto desde una perspectiva diferente, más personal. Para los que no me conocéis, estudié Diseño de producto en el ámbito industrial. Después de varios años trabajando como freelance en el diseño de productos físicos, empecé a trabajar en el sector digital.
Quienes trabajamos en disciplinas creativas aplicamos el diseño como medio para buscar una solución en nuestro campo. Un diseñador de producto en el ámbito industrial, como es mi caso, trabaja la conceptualización de un objeto desde una idea. Y lo hace según una metodología que comienza con la detección de un problema o necesidad y termina con la construcción de una solución a dicho problema.
Foto extraida de Pixabay
El diseño de producto físico sigue una metodología definida, donde la fase de investigación tiene un gran peso. En esta fase inicial es importante investigar sobre posibilidades de los materiales, colores, formas y tendencias, que deberemos llevar a prototipos en papel o en una herramienta 3D. Esta metodología es análoga para realizar una investigación y análisis de las necesidades y expectativas de los usuarios en un ámbito digital, que se concretará en sketches, wireframes o mockups con interacción.
Al conceptualizar un objeto se abarcan muchos campos diferentes y todos ellos desconocidos, dependiendo de la tipología del proyecto. Esto obliga a mantener una actitud de aprendizaje continuo. Supongamos, por ejemplo, el diseño de un mobiliario ecológico. El diseñador necesitará investigar sobre la ergonomía del cuerpo, pero también prototipar en materiales renovables o reciclados y que respeten el medio ambiente. En cambio, si el producto es un juguete infantil, el campo de investigación cambiará completamente. Habrá que respetar unas normativas de seguridad por edad, peligrosidad o materiales del juguete. Las empresas de fabricación de ambos productos son distintas y tienen unas características técnicas que no pueden pasarse por alto y que no tiene por qué conocer el diseñador.
Por ello, en la fase de producción y fabricación del prototipo físico también es de gran importancia la colaboración con especialistas que nos ofrezcan una opinión más acertada respecto a los materiales más adecuados. Pero, en sus diferencias, digamos que la metodología del diseño físico y del diseño digital no son tan diferentes en cuanto a fases y al rigor necesario para aplicar esa metodología. Incluso podrían llegar a ser complementarias.
Comparativa de metodología de trabajo en diseño de producto físico y digital
Cuando me introduje en el mundo digital enfocado a la experiencia de usuario, descubrí un mundo donde en vez de hablar de materiales o formas, se hablaba de dispositivos móviles, interfaces y terminología técnica. Ámbito con el que no estaba familiarizada, pero donde sí era posible aplicar mis conocimientos de diseño de producto físico al mundo digital. Pese a las diferencias entre ambas, existe cierta complementariedad entre las dos disciplinas.
Existen fases similares, pero con algunas diferencias en su proceso de trabajo entre el diseño de producto físico y digital:
- El desarrollo y descarte de ideas es similar en ambas, utilizando diferentes técnicas de creatividad.
- En ambos casos, la investigación es crucial para determinar los objetivos del producto, quiénes serán sus usuarios y cuáles son sus necesidades y expectativas respecto a ese producto. Quizá sea una disciplina mucho más extendida en el caso de los productos físicos, donde aspectos como los materiales, especificaciones de ergonomía, formas o normativas legales pueden condicionar definitivamente el proyecto.
- En los primeros prototipos, el proceso difiere. En un entorno digital, trabajaremos desde el prototipo (sketch) en papel hasta el mockup, pasando por los wireframes. En el mundo físico, también abarcamos un prototipo o boceto en papel o herramienta digital (CAD, Illustrator, Rhinoceros, etc) pero, dependiendo del proyecto, puede abarcar incluso una primera maqueta real del producto, que llamamos primer prototipo funcional. Estas maquetas pueden tener variaciones y permiten la experimentación con distintos materiales.
- Algo también diferente es el proceso de pruebas con usuarios durante el proceso. Por cuestiones de coste, no es habitual que haya pruebas con usuarios reales en la etapa de prototipado, sino que es la experiencia de expertos (ingenieros, diseñadores, fabricantes de materiales, etc.) la que determina lo que es factible y qué alternativa funcionará mejor. Algo que en entorno digital se plantea de una forma distinta, porque las pruebas son fundamentales a lo largo de todo el proceso de trabajo.
- Finalmente, los entregables del proyecto. Por supuesto, el proceso de diseño de producto físico puede acabar en un diseño digital en 3D. Pero es muy habitual que el proceso termine en la fabricación de una unidad para las pruebas finales y, en función de esos resultados, decidir la fabricación final de una tirada que se comercializará.
Al margen de la preocupación por satisfacer las necesidades del proyecto, un profesional del diseño en cualquier ámbito debe estar al día en las tendencias de diseño. Y eso no excluye otros aspectos de base como la psicología del color, iconografía o retoque fotográfico. Ese «fondo de armario» no solo es recomendable, sino necesario. Sin embargo, cuando nos decantamos por un ámbito, podemos caer en la tentación de centrarnos en una metodología o técnica concreta. En mi opinión, es un error olvidar esos fundamentos, a la vez que nos enriquecemos con prácticas y experiencias de otras disciplinas.
En definitiva, ¿porqué no beneficiarnos de lo mejor de ambos mundos para obtener mejores resultados? Podemos reutilizar lo aprendido siempre que las características del proyecto nos lo permitan. Y, además, saber aplicarlo en el trabajo diario, lo que nos ayudará a marcar la diferencia y obtener mejores resultados.
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