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Fundaciones, donaciones y software libre
Esta es una reflexión en una noche del mes de julio de 2003, mientras el calor sofocante no daba tregua en Zaragoza. Ahora, sin los agobios de la canícula es buen momento para publicarlo.
De un tiempo a esta parte parece como si los vientos que soplaban de cara al sistema operativo GNU/Linux se hubieran vuelto en su contra a base de no poder afrontar las embestidas en forma de donaciones e inversiones multimillonarias por parte de los chicos de Redmond. Algunos malintencionados se han apresurado a anunciar el fin del software libre, ignorantes de que este movimiento no sólo se basa en GNU/Linux. Como la ignorancia es muy atrevida no se les ha caído ningún anillo para afirmar que GNU/Linux ve frustradas sus esperanzas de introducirse con éxito en los hogares hasta ahora ocupados por Microsoft con su sistema operativo Windows. sin embargo, el factor que poco a poco se está introduciendo en este juego de tiras y aflojas, de dimes y diretes y, en definitiva, de «ver quién la tiene más grande», es que los proyectos basados en software libre están tomando cuerpo en grupos de usuarios de Windows, con lo que el tablero de los estrategas está quedando desfasado.
Con toda probabilidad quienes pensaban que con un sistema operativo se iba a ganar a los usuarios domésticos puedan estar equivocados. Porque, no nos engañemos, los usuarios domésticos no tienen porqué saber informática avanzada, ni tener profundos conocimientos de hardware, ni mucho menos de programación. La batalla del software libre ha de jugarse en campo contrario. Y eso es lo que está empezando a ocurrir.
Cuando en 1998 netscape liberó parte del código fuente de su navegador y tomó cuerpo el proyecto Mozilla, pocos imaginaban que lo que empezó siendo una romántica aventura para muchos desarrolladores se convertiría en referencia mediática de lo que supone adoptar los postulados del software libre en, digamos, entornos hostiles (entiéndase la metáfora). Hoy día, con la creación de la Mozilla Foundation, se empieza a hablar de usuarios y no de desarolladores, de márketing, de interfaces amigables orientadas a usuarios noveles, etc. Algo está cambiando. Y si a ello añadimos la multiplicación de proyectos de software libre, de indudable orientación para usuarios finales, como pueden ser Openoffice (con Writer, Calc, Draw o Impress) o los propios desarrollos de Firebird y Thunderbird, el cuadro compositivo que nos queda no puede ser más halagüeño. Se trata, en ambos casos, de proyectos orientados a usuaros finales, con una comunidad específica hispanohablante muy activa y en ebullición, y con unas ventajas evidentes, sobre todo a la hora de pasar por caja, que no dejan lugar a dudas. El momento actual es un momento clave para la progresiva implantación de modelos de aplicaciones basadas en software libre, funcionando bajo entornos masivos (Windows) y en palpable crecimiento tanto a nivel de desarrollo de versiones como de usuarios.