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¿Por qué la gamificación supone desafíos en la UX?
Anteriormente, hemos tratado cómo la gamificación es un proceso que se está utilizando cada vez más en las interfaces de aplicaciones por las consecuencias positivas que tiene en los usuarios, quienes realizan acciones u obtienen conocimientos como, por ejemplo, aprender un idioma a través de procesos que imitan elementos de los videojuegos.
Estos elementos deberían hacer que la interacción con el producto sea más atractiva, positiva, y adictiva en general. Sin embargo, al llevarla a la práctica, muchas interfaces web encuentran que la gamificación presenta algunos obstáculos que afectan la efectividad de esta estrategia.
¿Recompensas: motivación o distracción?
Cuando pensamos en gamificación, la primera imagen que nos viene a la mente son los puntos, las medallas y los trofeos. Es cierto que estos incentivos capturan nuestra atención al principio, pero hay un problema: la motivación basada solo en recompensas externas tiende a perder fuerza con el tiempo. Los usuarios pueden empezar a hacer las tareas solo para ganar una medalla, en lugar de centrarse en el propósito real de la aplicación, lo que hace que la experiencia se vuelva mecánica y poco significativa.
La gamificación debe diseñarse como un complemento que enriquezca la experiencia sin reemplazar la razón central por la que los usuarios usan la plataforma, y no como el elemento principal por el que se utiliza una aplicación. Relacionado a esto, debemos realizar la distinción entre las dos tipologías de recompensas:
Recompensas extrínsecas
Son incentivos externos al usuario que no están directamente relacionados con el valor o propósito principal de la actividad. Suelen ser elementos tangibles o visibles, como puntos, medallas, trofeos, o logros que se obtienen al realizar una acción en la plataforma. Por ejemplo, en una aplicación de aprendizaje, el usuario gana estrellas al completar un ejercicio o desbloquea logros por una racha de días seguidos.
Estas recompensas pueden ser efectivas en un inicio, pero con el tiempo suelen perder su atractivo, ya que son vistas como algo externo y poco conectado con el valor que el usuario obtiene de la plataforma.
Recompensas intrínsecas
Son aquellas que provienen de la satisfacción personal y el placer de realizar una actividad en sí misma. Se basan en la conexión que el usuario tiene con la actividad, alineándose con sus motivaciones y objetivos.
Está comprobado que los elementos que se enfocan en el progreso personal del usuario, como los avances en una habilidad o el logro de una meta, fortalecen la relación con el producto.
¿Convertir tareas en juegos?
Es importante ser cauteloso con la idea de transformar tareas en juegos, especialmente en aquellas áreas donde el usuario no tiene motivación para disfrutar el proceso. En plataformas donde el objetivo principal es serio, como aplicaciones financieras o educativas, la gamificación puede convertirse en un recurso contraproducente si se exagera. En el caso de plataformas de aprendizaje, el enfoque debería estar en la calidad del contenido y en cómo este ayuda al usuario a alcanzar sus objetivos educativos de manera relevante.
Siguiendo el ejemplo recurrente de una plataforma de aprendizaje de idiomas, la prioridad debería ser cómo ayudar al usuario a progresar y lograr fluidez, en lugar de enfocarse en recompensas externas como el uso de recursos de rachas de conexión o preguntas acertadas. Los puntos y medallas pueden acompañar el proceso, pero no deberían sustituir la relevancia del contenido.
Cómo utilizar las notificaciones
Otro de los problemas comunes de la gamificación son las notificaciones constantes. Si no se gestionan bien, las notificaciones pueden convertirse en una distracción molesta. Al principio, pueden parecer útiles, pero si el usuario se siente bombardeado por ellas, probablemente las desactive. El secreto está en hacer que las notificaciones sean contextuales y útiles, sin ser intrusivas. Y, por supuesto, dar al usuario la opción de ajustar la frecuencia y el tipo de notificaciones para evitar que sientan que pierden el control sobre su experiencia.
Gamificación personalizada
Por último, y quizás lo más importante: la personalización. A todos nos gusta sentir que la experiencia se adapta a nuestras necesidades. Debido a que cada vez existen más aplicaciones similares, las que ofrecen una experiencia personalizada suelen destacar por encima de las demás. Los usuarios no responden de la misma manera a los mismos incentivos. Por eso, las herramientas de gamificación que permiten personalizar los objetivos y recompensas de acuerdo con las metas del usuario son las que realmente logran un impacto duradero.
La gamificación no es la solución mágica para todos los problemas de UX. Si el producto en sí mismo no tiene un valor auténtico o no cumple con una necesidad real, entonces, por mucho que utilicemos juegos y premios, no conseguiremos fidelizar al usuario. La gamificación debe ser una herramienta que complementa la experiencia, no que la sustituya.
Foto de Pablo Arenas en Unsplash