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Retos de la COVID persistente para la UX
Sobre los retos que plantea para la UX la COVID y cómo los hemos afrontado ya hemos escrito en este blog. Cómo afrontar el testing en remoto, los focus groups y hasta cómo ha afectado a la experiencia de compra de vehículos.
Pero estas adaptaciones se producen mientras estamos aún en pandemia. Como profesionales de la UX hemos de tener una mirada en el futuro, en las secuelas que dejará esta pandemia.
Una de ellas es el COVID persistente o Long COVID, un síndrome que afecta a millones de personas en todo el mundo y que es una consecuencia directa de la enfermedad.
Gracias a un artículo de Gareth Ford Williams en UX Collective, nos planteamos una pregunta: ¿qué retos nos deparará la COVID persistente para la UX?
COVID persistente
Parte de las personas que han pasado la enfermedad se enfrentan a una serie de síntomas que permanecen semanas y hasta meses después de haberla superado, incluso cuando tuvieron síntomas leves.
Entre los síntomas identificados del COVID persistente o Long COVID están:
- Ahogos
- Problemas de visión
- Dolores musculares
- Problemas de concentración
Estos cuatro son solo unos pocos de los muchos que se están identificando y que llegan a afectar a 1 de cada 10 personas hasta 12 semanas después de la infección, alargando la enfermedad y planteando con ello nuevos retos.
El Ministerio de Sanidad español tiene un documento en el que se recogen los síntomas más habituales, algunos de ellos con un gran impacto de cara a la experiencia de usuario:
¿Qué podemos hacer?
Como profesionales UX, nuestra primera labor es investigar. Algunos de estos síntomas afectan a la experiencia de usuario, por lo que hemos de garantizar la accesibilidad de nuestros productos para estas personas.
De hecho, el propio Gareth Ford Philips habla en concreto de una cuestión en específico: la fatiga.
Asociada o no a la actividad física, si el uso de un producto genera fatiga en una persona, ha de tenerse en cuenta para poder identificar los posibles puntos en los que se produce para mitigarla.
Medir la fatiga permitirá conocer la verdadera accesibilidad de muchos puntos de contacto: pantallas, voz, teclado o ayudas visuales que en muchos casos damos por sentado que son accesibles, también pueden generar problemas de fatiga, por lo que hemos de valorarlos para el futuro.
Junto a la COVID persistente, no podemos olvidar que la enfermedad tiene secuelas a nivel neurológico ya descritas y documentadas científicamente. Estas secuelas afectan a aspectos como la concentración y la capacidad cognitiva.
Tenerlo en cuenta de cara a la elaboración de contenidos o en las arquitecturas de la información es solo uno de los aspectos que afectarán al futuro y que adquirirá una importancia crucial en el diseño de servicios.
El carácter estratégico de la accesibilidad hace que pueda servir como marco de referencia de cara a afrontar todos estos retos, garantizando la iteración y la mejora continua.
La nueva realidad y la variedad de síntomas suponen un reto para la investigación UX, abriendo un horizonte desconocido en el que el contacto directo con pacientes es el único camino para obtener datos cuantitativos y cualitativos. Identificar a personas con COVID persistente nos ayudará a conocer sus necesidades, los síntomas que les afectan y cuáles son las mejores soluciones posibles.
Incorporar a nuestra investigación aspectos relacionados con esta afección permitirá recabar esos datos necesarios para mejorar nuestros productos y el diseño de servicios, permitiendo así un uso eficiente y con la más óptima experiencia de usuario.