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Hace unos días tuve la oportunidad de leer la colaboración de Ashlea Mckay al UX Australia 2017. Ashlea es diseñadora e investigadora UX. También es autista.
Un equipo de trabajo diverso. Foto de Pixabay
Habitualmente cuando hablamos de neurodiversidad lo hacemos pensando en nuestros usuarios. Es decir, cómo investigar y diseñar para personas que por su naturaleza aprenden de manera diferente a las demás. Con el objetivo de atender las diferencias y ofrecerles la mejor solución posible. Y ofrecer la mejor solución posible es diseñar para reforzar sus propias formas de aprendizaje y resolución de tareas.
Parece lógico que si trabajamos desde un enfoque de Diseño Centrado en el Usuario hagamos esto. Forma parte de nuestra esencia.
Sin embargo, la charla de Ashlea nos lleva aún más lejos. Su ejemplo plantea la realidad de la neurodiversidad dentro de nuestros propios equipos de UX y cómo debemos aplicar la tan nombrada empatía no solo a nuestros usuarios y nuestros clientes sino también entre nosotros mismos como profesionales y compañeros.
En el campo de UX estamos acostumbrados a trabajar con perfiles diferentes, profesionales que vienen de formaciones distintas: unos más tecnológicos, otros de las ciencias sociales… todos con nuestra mochila propia de experiencia. El ejemplo de Ashlea nos recuerda que además de diferencias en el currículum vitae también podemos encontrarnos con distinciones neurológicas y que debemos contemplarlas como un valor.
Por ejemplo, las personas con TDA-H (Trastorno de Déficit de Atención – Hiperactividad) están más adaptadas para buscar la novedad y trabajan bien bajo presión o crisis ¿no tenemos todos algún ejemplo de deadline abrumador? Las personas con autismo están especialmente dotados con una gran memoria y especial atención al detalle. ¿A alguién le parece que esto no es una buena contribución a cualquier actividad de research? Finalmente, en cuanto a las personas con dislexia, diversos estudios han encontrado que están más capacitadas para profesiones que implican procesamiento visual y creatividad.
Quizás este post se salga bastante de la línea habitual. En UX estamos más acostumbrados a hablar de metodología, herramientas, proyectos, gestión, etc… pero dado que estamos entrando en la madurez de nuestra disciplina, podemos permitirnos empezar a reflexionar sobre este tipo de cuestiones.
Caminar en los zapatos del usuario es un camino de ida y vuelta que debería servirnos para mejorar como profesionales y como personas. Si no, seremos incoherentes con lo que predicamos y sobre todo con lo que hacemos: UX.
Os recomiendo leer el post sobre diferencias cognitivas para complementar la visión de este post sobre neurodiversidades.