Columna en El Periódico de Aragón: De personas que fabrican historias

Hay que ver cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer y ya llevo más de un año escribiendo la columna semanal en El Periódico de Aragón hablando sobre y con personas que escriben en un weblog.

La temporada de la columna termina y las vacaciones están más que merecidas, así que para celebrarlo una modeta reflexión acerca de todo esto que al final se basa en dos cosas: personas e historias.

Me voy a permitir, porque me gusta mucho esta reflexión, copiar el texto íntegro de la columna.

De personas que fabrican historias

Son más de cuarenta las personas que en este último año han pasado por esta columna. Más de cuarenta creadores que, desde la tribuna que les otorga su todopoderoso teclado, van construyendo y tejiendo historias que de una u otra forma nos han cautivado.

Son aragonesas y aragoneses, de orígen o de adopción, de Huesca, de Teruel, de Zaragoza. Viven y trabajan en las comarcas que conforman el territorio, pero también en la diáspora: catalana, madrileña o valenciana; qué más da. Son, en definitiva, contadores de historias que viven en el siglo XXI y las cuentan al modo y manera en que los tiempos que les toca vivir ordenan.

Su medio de comunicación es internet. Pero decir sólo eso es apuntar muy mal. Decir sólo eso es arriesgar poco. Su medio de comunicación son ese invento que llamaron blog, o weblog, o bitácora. Qué más da. Su medio de comunicación es la palabra, transmitida como los tiempos mandan. Y esa palabra no queda ahí. Es una palabra que tiene un camino de vuelta que la enriquece, que la dota de sentido, que la corrige, que la hace grande. Son, en definitiva, personas que hablan con personas. Personas que contraen vínculos cibernéticos entre sí, formando una comunidad de relaciones interconectadas, con independencia de lugares, tiempos y amistades comunes.

Más de cuarenta personas, bloggers los llaman, que tienen su sitio en internet, alejados de grandes cifras, de negocios y de las rigideces de los consejos de administración. Más de cuarenta personas que hablan, comparten, reflexionan y sienten. Y nos dejan ser partícipes de todo eso. Nos dan la oportunidad de conocer cuáles son sus inquietudes, sus miedos, sus pasiones, sus amores. Nos regalan, al fin y al cabo, una parte de su vida.

Por todo ello, gracias. Al fin y al cabo esta columna es sólo el reflejo de eso. De personas que fabrican historias.

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