Reportaje sobre navegadores alternativos (Marzo 2002)

Experiencia de usuario
02/11/2003
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Daniel Torres Burriel
Escritorio redondo con laptop, gafas, planta, celular, lápices y unas manos de mujer tecleando.

Este es un reportaje que se pùblicó en la revista Ciclo en marzo de 2002, sobre navegadores alternativos a Internet Explorer, con un apoyo sobre Mozilla.

Algo más que dos
Navegadores alternativos

No todo es Internet Explorer cuando se habla de navegadores; estos simpáticos programas que nos permiten viajar por la red y se hacen compañeros de viaje que muchas veces pasan inadvertidos.

Desde que apareció en noviembre de 1993 la versión 1.0 de Mosaic hasta la versión 6 de Opera en noviembre de 2001, el navegador más nuevo que existe hoy día, han pasado muchas cosas, muchísimas, incluido un encarnizado enfrentamiento de titanes por la supremacía a la hora de ser el navegador web más usado en el mundo. Cuando se lanzó la primera versión de Mosic, la especificación 2.0 de HTML aún no estaba vigente (hoy está vigente la 4.01). Mosaic es un navegador que aún es recordado con cierta nostalgia por los que en esos tiempos alucinaban ya con las posibilidades que ofrecía un navegador visual de la web. Es común la aceptación de que Mosaic sentó las bases de lo que sería el posterior desarrollo de los navegadores que hoy conocemos. En enero de 1997, el National Center for Supercomputing Applications anunció la muerte definitiva de la criatura. Se dejaba de lado el desarrollo de Mosaic para centrarse en otras actividades. Esto daba paso al que sería por un tiempo el rey indiscutible de los navegadores: Netscape.
En junio de ese año 1997, Netscape estaba consolidado sobradamente como el navegador por excelencia en la red. En esa fecha estrenaba su versión 4.0, pero había ya historia antes para haber llegado hasta esa privilegiada posición. A mediados de 1994 el fundador de Silicon Graphics, Jim Clark, fundó junto con Marc Andreessen la compañía Mosaic Communications, a la que más tarde rebautizarían como Netscape Communications. Andreessen había liderado el proyecto de Mosaic en el NCSA. La experiencia estaba de su parte. En verano de 1995 Netscape contaba con una cuota de mercado del 80%. El resto era para sus competidores (Internet Explorer 2.0, Mosaic 2.0). Opera, el navegador noruego, aún no había aparecido en escena.

La madre de todas las batallas
Pero llegó el mes de agosto de ese 1995, y hubo cosas que si bien en un principio no parecían importantes en el mundo de los navegadores, al poco tiempo se descubrió que sí que lo eran. En agosto de 1995 salió al mercado Windows 95. Después de una campaña de prensa brutal, el entonces revolucionario sistema operativo de Microsoft iba a sembrar el germen de la polémica que posteriormente desembocaría en la llamada guerra de los navegadores o ?browser war?. Windows 95 venía acompañado de una sorpresa: la gratuidad de Internet Explorer. Hay que recordar que en ese momento Netscape no era un navegador gratuito. Había que pagar por él. El hecho de que Internet Explorer fuese software gratuito hizo que muchos usuarios se decantaran por elegirlo a la hora de navegar, pero sin duda, el hecho de que posteriormente el navegador de Microsoft se incluyera en el sistema operativo Windows 95, contribuyó definitivamente a que Netscape fuese cediendo el trono a Internet Explorer.
La guerra estaba ya desatada y la aparición de las versiones 4 de ambos navegadores fue todo un espectáculo de disputa mediática, con actuaciones judiciales incluídas. Pero mientras tanto Internet Explorer se había convertido en el navegador favorito de los internautas. No obstante hay que decir que las cifras que confirmaban la supremacía del software de Microsoft se veían claramente favorecidas tomando en consideración el conjunto de los usuarios, porque en las plataformas no Windows, Netscape seguía siendo el rey indiscutible. Los usuarios de Mac así como los de la gama de los Unix / Linux apenas contaban con alternativas a Netscape. Aún hoy es mayoría la tropa de seguidores de Netscape en estas plataformas, si bien los competidores trabajan duro y muy bien para ponérselo complicado al legendario ya navegador del dragón verde.

Alternativas reales
Hoy por hoy las cosas no han cambiado mucho en términos absolutos. Internet Explorer es, de forma abrumadora, el navegador que más se usa en el mundo, pero las alternativas que han ido surgiendo son varias, y muchas de ellas de gran calidad. Es el caso de Opera, navegador noruego con una gran aceptación debido a su condición multiplataforma y absolutamente respetuoso con los estándares, y Mozilla, la versión libre de Netscape Communicator, que aún sin haber estrenado la versión 1.0 cuenta con un considerable número de seguidores. Konkeror, el navegador de KDE para Linux, que es un trabajo con un acabado espectacular, o Amaya, el navegador oficial del World Wide Web Consortium.

Daniel Torres

Mozilla
El gran tapado

1998 fue el comienzo de algo que está aun sin terminar. Sin salir a la luz la versión 1.0 de Mozilla, este navegador ocupa ya un sitio en muchos ordenadores del mundo, porque dicen que es el mejor.

La historia del navegador Mozilla es curiosa. Cuando menos es una de esas historias que a uno siempre le gusta contar, ya que se basa en ese espíritu casi perdido en internet, o al menos un tanto escondido, de colaboración global en la que desde muchos puntos del planeta, perfectos desconocidos contribuyen a crear, en este caso, uno de los mejores navegadores que actualmente existen, y que a buen seguro, darán que hablar en un futuro no muy lejano.

Cediendo el paso
Para conocer la historia de este navegador, o proyecto de navegador, hay que remontarse al 31 de marzo de 1998. Hace ya cuatro años. En esa fecha, Netscape Communications liberó el código fuente de la versión 4 de su Communicator. A este paquete de código se la bautizó con el nombre de Mozilla 5.0. Por aquellas fechas, Netscape sentía ya en sus carnes el amargo sabor del rey destronado por obra y gracia de los chicos de Redmond. Las hipótesis del porqué de la publicación del código de un software a estas alturas ya dan un poco igual. La cuestión es que el hecho de que miles de desarrolladores pudieran trabajar conjuntamente en la creación de nuevas versiones del legendario Netscape era un hecho que proviniendo del mundo del software propietario, no tenía precedentes.
Así, lo que de este montón de código libre se ha hecho, es un trabajo digno de mención, que pone de manifiesto el potencial de la comunidad libre de desarrolladores y programadores, y que gracias a internet pueden trabajar de forma conjunta para crear en este caso, lo que muchos denominan como ?el mejor y más libre navegador del mercado?. Lo de ?el mejor? se descubre cuando se prueba, y lo de ?el más libre? resulta evidente cuando se va a la web oficial www.mozilla.org y se descubre que están disponibles los códigos originales de la versión en curso. Cualquiera con conocimientos de programación y tiempo, puede hacerse su propio navegador. Suena bonito, pero es así. Así es el software libre. Maravilloso.

Daniel Torres

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